La economía naranja es un modelo de economía que se enfoca en la creatividad. Debido a su enfoque creativo, este término, como su nombre lo indica, es asociado con el color naranja puesto que es un color que se enlaza mucho con lo juvenil y lo alegre. Aunque este término se introdujo por el Banco Inter-americano de Desarrollo (BID) en el 2003, a través de la publicación titulada- La economía naranja: una oportunidad infinita– es en los últimos años que este modelo de economía ha ido ganando más fuerza con un crecimiento exponencial; especialmente, en las regiones de Centro y Latinoamérica. Según el BBVA, “la aportación al PIB de esta industria es de aproximadamente un 2,2% en la región. Además, la contribución de la economía creativa al empleo en la región es del 5,3% habiendo países que incluso alcanzan el 7%”.
¿En qué consiste la economía naranja?
La economía naranja (o creativa) es el conjunto de actividades mediante las cuales sus ideas más sobresalientes se transforman en bienes y servicios culturales y creativos cuyo valor está o podría estar protegido por los derechos de propiedad intelectual (DPI). El enfoque de este modelo de economía está especialmente dirigido al reconocimiento de la creatividad, las artes y la cultura como esfuerzos productivos y el desempeño directo de estas actividades en la cadena de valor que transforma ideas en productos. Los campos que más se favorecen de la economía naranja incluyen a las actividades tradicionales y artísticas, la industria creativa y actividades que brindan apoyo creativo a las industrias tradicionales. Con esto dicho, los dos pilares principales de este modelo económico son entonces la creatividad y la innovación. Por un lado, la creatividad está generalmente relacionada con la estética/apariencia de los bienes y servicios y los cambios emocionales que estos productos generan en sus consumidores. Por otro lado, la innovación hace un complemento con su relación a los progresos tecnológicos que generan cambios en la funcionalidad de dichos productos que se vinculan directamente con la generación de valor económico.
La actividades de la economía naranja en más detalle
Las actividades tradicionales y artísticas consisten en esfuerzos relacionados con la preservación y la transmisión del patrimonio cultural material e inmaterial de una sociedad. Este componente de la economía creativa incluye actividades tales como literatura, visuales (por ejemplo, cerámica, pintura y escultura) y artes escénicas (por ejemplo, teatro, danza y ópera). La industria creativa comprende actividades comerciales donde el valor del producto final se debe principalmente a su contenido creativo, incluida la industria cultural (actividades reconocidas como fuertemente relacionadas con la cultura, las publicaciones editoriales, lo audiovisual y fonografía) y creaciones funcionales (la producción es creativa pero no necesariamente relacionada con la cultura, como los videojuegos, la publicidad o la moda). Además, es posible identificar actividades de soporte creativo, que forman parte de las cadenas de valor de otras industrias. En este caso, el resultado de la actividad creativa se utiliza como una entrada intermedia en el proceso de producción de un servicio o bien que no es necesariamente en sí mismo creativo. Ejemplos típicos son el diseño de productos, el diseño de embalaje y el marketing.
El impacto de la economía naranja en LATAM
En 1959, el banco interamericano fue creado para modernizar la región de LATAM donde el 70% de su población vivía en áreas rurales. ¡Desde entonces, mucho ha cambiado! Hoy por hoy, el 75% de las personas en América Latina y el Caribe viven en las ciudades y para el 2025, 1/3 de la población de la región formará parte de la clase media. Actualmente, el BID es la principal fuente de financiamiento para el desarrollo de la región de LAC. La principal misión del BID es mejorar las vidas facilitando el apoyo financiero y técnico de las regiones que luchan contra la pobreza y la desigualdad. La ayuda del BID ha impactado los campos de salud e infraestructura a través de iniciativas innovadoras. Por ejemplo, desde 2013, el BID ha liderado los esfuerzos para conectar y escuchar a los nuevos talentos que conforman las industrias creativas y culturales: ¡un modelo al que se le ha dado el nombre de la economía naranja!. La economía naranja ha creado empleos, crecimiento económico e impacto social. Los ingresos que genera son equivalentes al 3% del PIB mundial que supera al sector de las telecomunicaciones, los sectores tradicionales como la educación, la salud y el transporte. Este lado creativo de la industria es una abordaje sostenible que crece más rápido que el resto de la economía y se ha mantenido estable durante algunas de las crisis económicas más impactantes. El éxito de este enfoque se basa en el hecho de que cuando se cae la bolsa de valores, la creatividad no es afectada. El BID pronostica que para el año 2020, la creatividad será una de las habilidades de mayor demanda en medio de una era que será dirigida en gran medida por robots e inteligencia artificial. El BID apuesta a que el futuro de una economía robusta en LATAM debe oscilar en torno a la creatividad.
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